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Por muchas razones, Brasil es un país que produce constantemente muchos jugadores de fútbol increíbles. Hay varias razones que podrían explicar por qué esto sucede todo el tiempo, en primer lugar, tenemos que mirar a la población.

Brasil es uno de los países más poblados del mundo, hay alrededor de 215 millones de individuos viviendo en ese país, y sólo hay otros 6 países con una población mayor. El hecho de que haya tanta gente viviendo dentro de sus fronteras hace que sea más probable que nazcan allí grandes talentos.

Pero una gran población no es lo único que explica que haya tantos grandes futbolistas brasileños. El otro factor sería que, culturalmente, el fútbol es su deporte favorito, y para practicarlo los niños sólo necesitan un balón y ya está. Otros deportes requieren más artículos, pero para jugar al fútbol con tus amigos, sólo necesitas un balón. Como Brasil siempre ha sido un país con mucha pobreza, y como jugar al fútbol es muy barato dado que sólo se necesita un balón, muchos niños de todo el país pasan su tiempo libre jugando al fútbol en la calle.

Adriano era uno de estos niños. Nació en 1982 y cuando tenía unos 17 años ya había empezado a jugar en la primera división italiana. Adriano se convirtió en un delantero popular en la época en la que Ronaldo y Ronaldinho eran las principales estrellas brasileñas, sin embargo, con el tiempo consiguió ser el delantero principal y un miembro habitual de la alineación en la selección brasileña.

Empecé a fijarme en este jugador tras su regreso al Inter en la temporada 2004. Fueron los años en los que empecé a ver fútbol de vez en cuando, y este delantero tenía probablemente el disparo más potente de toda Europa. Era increíblemente fuerte, y cada vez que disparaba el balón con fuerza era como un misil.

Yo jugaba a un videojuego en aquellos años llamado Pro Evolution Soccer, e incluso recuerdo que quería jugar sólo con el Inter o con Brasil porque eran los únicos equipos con Adriano. Los tiros con él casi siempre acababan en gol.

Este jugador no sólo era súper fuerte, también era lo suficientemente hábil como para regatear a algunos defensas rivales de vez en cuando. Su principal ventaja era su fuerza física, pero durante su época de esplendor, también era lo suficientemente ágil como para obtener ventajas en otros aspectos, y aunque era un jugador pesado, no era lento al correr.

Todo esto le permitió convertirse durante un par de años en uno de los mejores delanteros de todo el mundo. La potencia de sus disparos se comparaba con la de Roberto Carlos, y como goleador, incluso se le comparaba con Ronaldo aunque su regate nunca llegó a ser tan bueno.

Los mejores años de Adriano fueron cuando jugó en el Inter de 2004 a 2006. Formó una excelente dupla en el ataque con Ibrahimovic, y el equipo logró ganar 2 títulos de liga. Durante esos años, también se convirtió en el delantero principal de la selección brasileña, ganando 1 Copa América en 2004 y 1 Copa Confederaciones en 2005. Adriano estaba viviendo la mejor época de su carrera pero lamentablemente esto no duró mucho más.

Realmente lo tenía todo para convertirse en un jugador histórico. Sin embargo, me he dado cuenta de que muchos jugadores de ese país, brillan durante unos años y luego se desploman rápidamente y no logran recuperar su alto rendimiento de antes. Esto ha ocurrido muchas veces en las últimas dos décadas. Jugadores como Ronaldo, Ronaldinho y Kaká, se convirtieron en los mejores del mundo durante un tiempo para luego perder su rendimiento y no volver a recuperarlo nunca más.

Adriano sufrió un destino similar con circunstancias ligeramente diferentes. El detonante que hizo que Adriano comenzara su cuesta abajo fue la muerte de su padre, que acabó provocándole una depresión tan profunda que le hizo imposible seguir compitiendo al más alto nivel. Adriano, como muchos otros jugadores brasileños, tuvo unos orígenes muy humildes, y su padre seguramente fue una persona clave que le permitió convertirse en un futbolista de éxito. Esta pérdida familiar marcó el punto de inflexión más importante de su carrera.

A medida que su rendimiento fue disminuyendo, no pudo cumplir las expectativas que el Inter tenía puestas en él, por lo que la única opción que tenía era volver a su país natal y seguir jugando al fútbol en los clubes brasileños. Todavía era demasiado joven para dar este paso atrás, pero era la única opción disponible para él.

Creo que volver a Brasil terminó siendo poco saludable para él. Nunca recuperó su forma física ni su rendimiento óptimo, y no tardó en involucrarse con gente sospechosa probablemente relacionada con las drogas y el crimen. La facilidad con la que podía acceder a sustancias ilegales y muy probablemente a prostitutas baratas destruyó su disciplina y con ello, también destruyó cualquier posibilidad que tuviera de recuperar un rendimiento óptimo.

En definitiva, creo que Adriano puede ser considerado tanto un ejemplo positivo al principio de su carrera como un ejemplo negativo al final de la misma. Consiguió pasar de ser un pobre chico brasileño al que le gustaba el fútbol, a ser uno de los mejores delanteros del mundo, y luego se convirtió en lo que podría considerarse un talento desperdiciado hacia el final de su carrera. Hubo el factor externo que le afectó en forma de la muerte de su padre, y estoy seguro de que muchos se preguntan sobre lo que habría sido de este jugador si su padre siguiera vivo hasta la fecha.

Su historia también demuestra que para lograr y lo más importante, mantener un alto rendimiento durante un tiempo considerable, tener un cuerpo sano no es lo único que importa porque tener una mente sana es igual de importante. Es fácil notar cuando un cuerpo no está sano, pero cuando una mente no está sana puede ser mucho más difícil notarlo, lo que también hace más difícil tomar las medidas adecuadas.

Espero que les haya gustado leer y aprender un poco sobre Adriano, y si quieren revisar sus mejores goles, les dejaré un vídeo abajo.

¡Gracias por leer!