La guerra de los papelitos
Anoche hice ejercicios con mi dedo pulgar derecho, haciendo zapping entre el encuentro por semifinales que disputaban el Cincinnati contra el Inter de Miami y el de Boca con Racing en La Bombonera por los cuartos de final de la copa Libertadores de América, dos partidos que concitaban la atención de toda la Argentina, el primero por supuesto por Messi y el de aquí porque competían dos de los que más simpatías convocan en el medio local.
Hablar de los encuentros no lo hare salvo quizás resaltar lo que ya sabemos del Miami y de Messi, 38 puntos de diferencia en la tabla de la MLS entre uno y otro equipo en el año, por supuesto son solo números que luego no se demostraron en el campo de juego salvo quizás en el primer tiempo cuando los de Ohio demostraron un poco más que los de Florida pero aunque no jugó un gran encuentro, el GOAT se las ingenió para depositar como con la mano dos balones en la cabeza de Campana para igual en el tiempo reglamentario. Luego lo que ya sabemos, un gol más por bando y a la tanda de penales para un nuevo triunfo de los dirigidos por Martino. Es increíble lo que ha conseguido Messi en tan solo un mes, una seguidilla de encuentros, 10 goles, tan solo una semana de entrenamiento y el cambio radical de un equipo que deambulaba por el fondo de la tabla.
De lo que voy a hablar es de los papelitos que las hinchadas argentinas tiran para recibir a sus equipos favoritos antes del comienzo de los encuentros, una característica distintiva de los fanáticos de mi país, algo que viene desde hace muchísimos años y que no se sabe con exactitud cuando y porqué comenzó.
Pocos simpatizantes de otros países han copiado esta costumbre, bastante sucia y desprolija por cierto pero que es un elemento distintivo, así como las grandes banderas que se ven en muchos encuentros disputados en el Reino Unido y que son una molestia enorme para aquellos que desean observar tranquilamente el encuentro que se está disputando. Gustos y costumbres son eso y no hay quien haga entrar en razones a aquellos que los practican.
Pocos días atrás hablé de un famoso relator de por aquí llamado José María Muñoz, ya fallecido, que entabló una guerra personal en contra de la costumbre de arrojar papelitos en el recibimiento a los equipos en el fútbol local, creo que comenzó su cruzada en el mundial de 1978, yo que viví esa competencia recuerdo como quedaba el campo de juego ante cada presentación de nuestra selección y como volaban por todas partes tapando las líneas demarcatorias del campo y acumulándose como si fuera nieve sobre los carteles de publicidad. Debo reconocer que era una molestia y en aquellos tiempos no existían esos sopladores portátiles que hoy utilizan para correr esos molestos elementos extraños del campo de juego.
La denominada guerra comenzó lanzando críticas a esa costumbre y el enemigo no fueron los simpatizantes de los diferentes equipos sino un personaje de historieta que se había hecho famoso por aparecer en la contratapa del diario Clarín por muchos años, se llamaba Clemente y era una especie de pájaro sin alas, muy simpático y ocurrente que era la cara visible de un gran dibujante de historietas cuyo apodo era Caloi y su verdadero nombre Carlos Loiseau.
Muñoz criticaba por radio y Clemente incitaba a las hinchadas a tirar papelitos en la cancha, una pelea que se convirtió en algo cómico y que resultó en el triunfo de Clemente por abandono de Muñoz, como si de una pelea de boxeo se tratara, obviamente el relator no podía competir con una caricatura, para más datos simpática y ocurrente, finalmente se rindió a lo inevitable.
Han pasado muchísimos años de esa "guerra" y como pueden ver en las imágenes que tome anoche desde mi teléfono a las de la televisación del encuentro entre Boca y Racing, los papelitos siguen cayendo y a esta altura de los acontecimientos, es algo que llegó y quedó, quizás para siempre.
Como un bonustrack les dejo una fotografía en la que me encuentro en una situación algo cómica, aunque premeditada, sentado a un costado de la estatua de Clemente y su amor por los papelitos en las canchas de fútbol, la misma la tomó mi esposa hace algunos años cuando nos deleitábamos en el paseo de la historieta, una gran iniciativa de la ciudad de Buenos Aires para homenajear a personajes y sus creadores que nos divirtieron con sus ocurrencias e historias durante muchos años y que aun hoy siguen haciéndolo.
The war of the papers
Last night I did exercises with my right thumb, flipping between the semifinal match between Cincinnati against Inter Miami and Boca's match with Racing at La Bombonera for the quarterfinals of the Copa Libertadores de América, two matches that attracted the attention of all of Argentina, the first of course by Messi and the local because two of the most sympathetic in the local environment competed.
I won't talk about the matches except perhaps highlighting what we already know about Miami and Messi, 38 points of difference in the MLS table between one team and the other in the year, of course They are only numbers that were not shown later in the field of play except perhaps in the first half when the Ohioans showed a little more than the Floridas but although they didn't play a great game, the GOAT managed to deposit two balls into Campana's head for the same amount of money. in regulation time. Then what we already know, is one more goal per side and a penalty shootout for a new victory for those led by Martino. It is incredible what Messi has achieved in just one month, a string of matches, 10 goals, just one week of training, and the radical change of a team that wandered at the bottom of the table.
What I am going to talk about is the little papers that the Argentine fans throw to receive their favorite teams before the start of the matches, a distinctive characteristic of the fans of my country, something that has been around for many years and that is unknown. Exactly when and why it started.
Few supporters from other countries have copied this custom, quite dirty and untidy by the way but which is a distinctive element, as well as the large flags that are seen in many matches played in the United Kingdom and that are a huge nuisance for those who wish to observe quietly the match that is being played. Tastes and customs are that and there is no one who can reason those who practice them.
A few days ago, I talked about a famous speaker from around here named José María Muñoz, now deceased, who waged a personal war against the custom of throwing little pieces of paper when welcoming teams in local soccer. I think he began his crusade at the World Cup 1978, those who lived through that competition remember how the playing field looked before each presentation of our team and how they flew everywhere, covering the demarcation lines of the field and accumulating as if it were snow on the advertising posters. I must admit that it was a nuisance and, in those days, there were no portable blowers that are used today to run those annoying foreign elements from the playing field.
The so-called war began by criticizing that custom and the enemy was not the supporters of the different teams but a cartoon character who had become famous for appearing on the back cover of the Clarín newspaper for many years, his name was Clemente and he was a kind of bird without wings, very nice and witty that was the visible face of a great cartoonist whose nickname was Caloi and his real name Carlos Loiseau.
Muñoz criticized the radio broadcasts and Clemente incited the fans to throw pieces of paper on the field, a fight that turned into something comical and that resulted in Clemente's victory due to Muñoz's abandonment, as if it were a boxing match, obviously the narrator could not compete with a caricature, otherwise nice and witty and finally surrendered to the inevitable.
Many years have passed since that "war" and as you can see in the images that I took last night from my phone to those on television of the match between Boca and Racing, the papers continue to fall and at this point in time, it is something that has come and stayed, perhaps forever.
As a bonus track I leave you a photograph in which I find myself in a somewhat comical situation, although premeditated, sitting next to the statue of Clemente and his love for little pieces of paper on soccer fields, it was taken by my wife a few years ago years when we delighted in the comic book walk, a great initiative of the city of Buenos Aires to honor characters and their creators who amused us with their occurrences and stories for many years and who still continue to do so today.
Héctor Gugliermo
@hosgug
