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🌄 Tarde-noche en Las Virtudes – Actifit Report

Hoy decidí salir a caminar por Las Virtudes justo cuando el sol comenzaba a despedirse. El cielo tenía ese tono dorado que solo se ve en Falcón, como si el día se resistiera a terminar. La brisa era suave, pero constante, y me acompañó durante todo el recorrido.

Mientras avanzaba, el ambiente se transformaba poco a poco. Los sonidos del día se iban apagando y daban paso al murmullo de la noche. Las luces de las casas empezaban a encenderse, y algunos vecinos se saludaban desde sus porches. Me crucé con otros caminantes, algunos trotando, otros simplemente disfrutando del aire fresco. Es bonito ver cómo este espacio se convierte en punto de encuentro para quienes buscan moverse, despejarse o simplemente conectar con la naturaleza.

Pasé frente a los árboles que bordean el camino, y aunque no hay mucho ruido, se siente vida. Los grillos comenzaron su concierto nocturno, y el cielo se llenó de estrellas poco a poco. Me detuve un momento solo para mirar hacia arriba. Hay algo especial en caminar bajo ese manto estrellado, como si cada paso te acercara a algo más profundo.

Hoy no fue una caminata rápida ni intensa, pero sí fue significativa. Me moví, respiré, observé, y me sentí parte de este lugar. Las Virtudes tiene ese encanto que te invita a volver, y yo, sin duda, volveré mañana.