My Withdrawal Syndrome /

My Withdrawal Syndrome

Not only drug and alcohol addicts suffer from withdrawal syndrome! I experienced it firsthand when my smartphone’s battery ran out, and since it was a phone I had bought at the beginning of 2014 and had been with me for about seven years, it was almost impossible to find a replacement battery. In fact, I never found one, and that phone only needs a battery to remain operational.

Moreover, it was the height of the pandemic, and the only thing we could do was buy groceries, while I was cloistered in my parents’ house in the countryside!

I must admit that if I hadn’t had a desktop PC as a substitute for my mobile phone, the symptoms would have probably been worse.

Returning to the matter at hand this week, I must admit, much to my own dismay, that nowadays I couldn’t stay more than six hours away from a mobile phone with an internet connection.

And I owe that resistance to my country’s electricity company, which frequently "gifts" us days with power outages. Usually, they don’t last more than four to five hours, but the bad part is that my internet provider’s service is directly linked to the electrical supply, so when one is down, the other is too.

I believe that due to the frequent power outages, I am also suffering from a phobia that I will call "fear of running out of battery."

The thing is, living where I live and working as I do, my only source of any kind of activity—and when I say any kind, I really mean everything a human being can do online—is my mobile device.

The sad part is that dependence on these devices causes countless physical and mental problems. Imagine, I just got upset because someone downvoted me without any reason! That’s not a very good sign, right? 😂

Furthermore, aside from what happens in our brains after spending so many hours dependent on a smartphone, our bodies also go through some not-so-good changes.

For example, I have been feeling discomfort in my hand joints for a while, and those who know my age might think it’s just a matter of aging. But the truth is that the way we hold the phone and the long hours spent in unnatural positions take a toll on our bodies.

Vision gradually worsens day by day, almost without us noticing, as well as pains that could lead to carpal tunnel syndrome.

Knowing this, I still don’t dare to reduce my screen time or at least take active breaks to stretch my body and focus my eyes on objects farther away than the palm of my hand.

I can’t imagine the level of dependency of people born after the widespread adoption of these devices, and the future doesn’t look very promising. However, according to online news, many people are deciding to go back to analog phones—those that were only used for making calls and telling the time. Will this trend become popular, or are we as a society doomed to this dependence?

Mi síndrome de abstinencia

No solo los adictos a drogas y alcohol sufren de síndrome de abstinencia! Lo sufrí en carne propia cuando la batería de mi smartphone se agotó, y como era un teléfono que había comprado a inicios del 2014, y ya llevaba conmigo como 7 años, era casi imposible conseguirle una batería de repuesto. De hecho jamás la conseguí, y ese teléfono solo necesita una para seguir siendo operativo.

Pues bien, era además plena pandemia y no se podía hacer nada más que comprar víveres, y yo enclaustrada en la casa de mis padres en el campo!

Debo admitir, que si no hubiera tenido una PC de escritorio como sustituto del móvil, posiblemente los síntomas hubieran sido peores.

Volviendo al asunto de esta semana, debo admitir para mi propia consternación de que hoy día, no podría estar más de 6 horas lejos de un teléfono móvil con conexión a internet.

Y esa resistencia debo agradecersela a la Compañía de Electricidad de mi país, que suele regalarnos con demasiada frecuencia días con cortes de suministro. Por lo general no duran más de 4 a 5 horas, pero lo malo es que el servicio de mi proveedor de internet está directamente ligado al suministro eléctrico, entonces cuando no hay uno, tampoco hay el otro.

Creo que debido a los muy frecuentes cortes de electricidad también estoy sufriendo de una fobia que llamaré "miedo a quedarse sin batería".

Y es que viviendo donde vivo, y trabajando como trabajo, el smartphone es mi única fuente de cualquier tipo de actividad, y cuando digo cualquier tipo, realmente engloba todo lo que un ser humano puede hacer en línea.

Lo triste del caso es que la dependencia a estos dispositivos, causa un sinnúmero de problemas tanto físicos como mentales. Imaginen que acabo de molestarme porque una persona me votó negativo sin ningún fundamento! Esa no es una señal muy buena, no? 😂

Además aparte de lo que ocurre en nuestro cerebro al estar tantas horas dependiendo de un teléfono Smart, a nuestro cuerpo también le van ocurriendo cosas no menos malas.

Por ejemplo, hace un tiempo estoy sintiendo molestias en las articulaciones de las manos, y quienes sepan mi edad pensarán que es cosa de la edad, pero lo cierto es que la forma de sujetar el teléfono y las largas horas en esas posturas antinaturales, hacen que se resienta nuestro cuerpo.

La visión va empeorando día a día, gradualmente, casi sin darnos cuenta, así como dolencias que podrían llegar hasta el síndrome de túnel carpiano.

Sabiendo esto, de igual forma no me atrevo a utilizar en una menor cantidad de horas el teléfono, o de al menos hacer pausas activas para estirar el cuerpo y enfocar la vista en objetos a más distancia que la palma de mi mano.

No imagino el nivel de dependencia de las personas que nacieron posteriormente a la masificación de estos dispositivos, y el futuro no parece nada bueno, aunque, según leí en noticias en línea, muchas personas están decidiendo volver a los teléfonos analógicos, esos que servían para hacer llamadas y dar la hora como mucho. ¿Se hará popular esa tendencia o estamos condenados como sociedad a esta dependencia?

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