No me gustan los carros eléctricos

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World Energy Trade

Vaya que tenía tiempo sin escribir en esta comunidad que me gusta tanto pero entre pandemia, trabajo, familia y especialmente el hecho que el objeto de mi inspiración deportiva (mi hijo) parece más interesado en hacerse "gamer" que futbolista, algo que confieso aquí ante todos ustedes me decepciona una barbaridad, pero bueno, los hijos toman sus decisiones y es deber nuestro guiarlos para que estas sean las más acertadas.

Pero esta vez escribo sobre otra cosa, la pasión del otro hombre de la casa mi esposo, que no es otra cosa que un fanático hasta la muerte de las carreras de Fórmula 1, una actividad que sigue desde el vientre de su madre según sus exageradas palabras. No niego que es un deporte bastante atractivo pero después de algunas vueltas tiendo aburrirme como loca y el sueño me gana.

No hace mucho cambiando de canales en la tele me detuve en un evento automovilístico donde los protagonistas eran unos hermosos bólidos coloridos de alta tecnología, tenían la particularidad de ser propulsados por energía eléctrica por lo que ninguno de ellos eran emisores de gases contaminantes y por ende respetan las nuevas normas mundiales contra el calentamiento global.

Inmediatamente llamé a mi esposo: "amor mira, una carrera de F1 eléctrica", pensando que se interesaría en verla dado su fanatismo por los autos de competencia. En un primer momento le pareció llamativo pese a que los pilotos y circuitos no eran conocidos si hay motores rugiendo para él es como estar en el más dulce de los conciertos.

Pero apenas arrancaron los autos esa sinfonía se convirtió en una pesadilla auditiva, los motores eléctricos suenan como taladros de dentistas elevado a la décima potencia, unos de los sonidos más desagradables jamás creados por el ser humano. Por mucho que los narradores y comentaristas aumentaran el sonido de sus voces, los decibeles de esa jauría eléctrica se dejaban colar en la transmisión, lo que hizo del botón de mute del control remoto el mejor aliado del fanático en casa.

Luego de tres vueltas por el trazado mi esposo me dijo que sin audio no valía la pena observar la carrera y acto seguido cambió de canal con un rostro de evidente decepción. Al verlo le dije: "deberías acostumbrarte, ese es el futuro de la Fórmula 1 en los próximos años". Apenas dije ese comentario el pobre hombre dejó salir un resoplido como un suspiro, me miró a los ojos y me dijo: cuando salga el primer auto eléctrico a una pista de F1 allí morirá mi pasión por las carreras".

Como es costumbre de los hombres exagerarlo todo asumí que en cualquier momento se le pasará, entonces me mostró un video, era la partida de un Gran Premio de F1 al que él asistió en Brasil antes de conocernos, lo puso a todo volumen y debo reconocer que el estruendo de los autos era impresionante, a la vez que la afición estaba embelesada con el rugido ensordecedor de estas máquinas devoradoras de asfalto, sin duda, no exagera, existe una notable diferencia en comparación con los insoportables taladros de dentistas.

La F1 es algo más que autos dando vueltas en una pista, implica una interacción entre tecnología y destreza humana que es aderezada por ese detalle que enloquece a la afición: sonido de los motores. Me comentaba que un auto Mercedes no suena igual que un Ferrari, que si el público no siente el ronroneo del motor italiano o el elegante rugido de la máquina alemana es como si no estuvieras allí viviendo esa emoción y que lo más triste es que los autos eléctricos todos suenan igual, por lo que la experiencia del fanático de F1 será algo poco entretenida si estos coches toman por asalto (tal como se espera) a la máxima categoría.

Es un hecho que los combustibles fósiles son el enemigo público número uno del planeta por sus efectos sobre la temperatura de nuestro globo azul, evidentemente los eventos de motores deben adaptarse a esta nueva era de energías limpias, donde por los momentos las baterías eléctricas van ganando la carrera para reemplazar a la gasolina. Seguramente la alternativa eléctrica no sea la única para la F1, existen otros combustibles que parecen más efectivos para esta competencia que las baterías de litio, por ejemplo la IndyCar utiliza un compuesto a base de etanol (alcohol) producido a partir del maíz, (si supera el dilema ético de dedicar alimentos para generar combustible entonces esta pudiera ser una buena opción).

En todo caso es bueno adaptar estos eventos a los nuevos tiempos, la F1 siempre ha estado a la vanguardia de los cambios tecnológicos y el proceso de transición hacia las energías limpias es un evento inminente, por tal motivo los aficionados sabrán adaptar sus gustos y forma de animar un espectáculo que mueve a millones de personas (y dólares) en todo el mundo. Por ahora mi esposo que aproveche estos tiempos para adaptar su oído y gusto para cuando el futuro cruce la bandera a cuadros.

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