¡Un saludo a todos los usuarios de Hive y a los atletas de SWC! Espero que estén disfrutando de un excelente día. En esta ocasión, quiero compartir con ustedes un entrenamiento muy particular, que combinó la disciplina de la calistenia con la belleza de un momento inesperado. ¡Espero que les guste!

Apreciados lectores, la noche se presentó serena y tranquila. Después de una gratificante sesión entrenando a mis alumnos y compartiendo conocimientos con otros amigos, el cielo se despejó. Fue entonces cuando noté el efecto mágico que había dejado la lluvia: las luces de la calle brillaban y se reflejaban de forma espectacular sobre el pavimento mojado. El ambiente era perfecto, casi cinematográfico, y decidí que no podía dejar pasar la oportunidad de capturar ese momento.

Me coloqué en medio de la calle, que ya estaba vacía, y le pedí a uno de mis alumnos que me fotografiara. El asfalto húmedo, el reflejo de las luces y la tranquilidad del momento creaban un escenario ideal. Decidí que el mejor movimiento para ese ambiente era la plancha. Me concentré y realicé varios holds de straddle planche. El piso resbaladizo añadió un desafío adicional, obligándome a activar mi core y mis hombros con aún más intensidad para mantener la forma.

Luego, quise probar un movimiento un poco más avanzado para las fotos: el dragon straddle planche. Este skill es exigente y requiere una concentración total. La sensación de empujar el suelo con la fuerza de todo mi cuerpo mientras me elevaba en el aire era increíble. Ver mi figura reflejada en el suelo brillante, luchando por el equilibrio y la fuerza, hizo que el momento se sintiera menos como un entrenamiento y más como una pieza de arte en movimiento.

Para cerrar la sesión, decidí hacer un par de holds y algunas flexiones en tucked planche. La luz de las farolas me iluminaba desde arriba, creando un juego de sombras y brillos que acentuaban cada músculo en acción. Cada repetición fue una batalla, pero la energía del momento y el deseo de capturar una foto espectacular me impulsaron a dar el máximo esfuerzo. Fue una culminación perfecta para una noche llena de calistenia.

Al final, me sentí completamente satisfecho. La sesión fotográfica no solo fue productiva para mi entrenamiento, sino que también nos ofreció una perspectiva diferente de nuestra disciplina. La calistenia no es solo fuerza, es creatividad, es disciplina y, a veces, es encontrar la belleza en un momento simple y ordinario para hacerlo extraordinario.

Sin más que agregar me despido, estén atentos a los próximos post ¡Hasta la Próxima!