Choroni: Camino a la Libertad

La presente aventura comenzó el día domingo 16-05-2021,la iniciativa se planteó el 15-05-2021 por parte de la compañera Claudia, ella tiene el don de ser acertada al momento de proponer la ruta, desde hace tiempo queríamos asumir este reto y llego el momento oportuno, decidimos que sería solo ida por lo exigente de la carretera, las condiciones físicas de la misma, además disfrutar un baño en la playa.

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La propuesta solo permitía 5 bicicletas por el espacio en el carro que nos traería de vuelta, el privilegio fue para: Claudia, María, Yvonne, Anahys y mi persona. No fue muy planificado, solo dijimos ¡SI! A una oportunidad que se nos presentó, aunque implicaba asumir los riesgos que se pueden presentar en recorridos como estos.

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Este día amaneció bien temprano para nosotras, a las 6 a.m. María llego a buscarme para ir al encuentro de Claudia quien vive cerca, nuestro compañero de rueda Henderson se unió al grupo y nos acompañaría hasta Curucuruma, este punto representaba la primera parada en este recorrido, nos acercamos a la urbanización donde ella reside, mientras la esperábamos Henderson aprovecho de poner a tono los cauchos de la bicicleta de María y la suya.

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Vino a nuestro encuentro Claudia, con la alegría que sentimos cuando de aventura se trata, ahora íbamos a buscar a Anahys, ella se había adelantado y nos encontramos antes de lo previsto, faltaba Yvonne quien vive cerca de la avenida Las Delicias, el punto de encuentro seria en el círculo militar, pero cuando llegamos no estaba, María reviso su teléfono y había un mensaje, se encontraba aun en su casa porque su bicicleta estaba espichada del caucho trasero.

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Desviamos la ruta hacia su residencia, al llegar Henderson se dispuso a reparar la avería del caucho, pero hacía falta una pequeña pieza, que con creatividad se solucionó, mientras tanto tomábamos un delicioso café y hacíamos bromas de cómo se inflaba un caucho según la edad de los presentes, ya solucionado el espiche, arrancamos nuevamente como a las 8 y 10 a.m. para tomar la avenida las Delicias y continuar el recorrido, no sin antes gritar en coro: ¡SE PRENDIO LA SUBIDA!

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Habíamos acordado, ir poco a poco para administrar la energía, sabíamos que el camino era largo, son aproximadamente 60 Km, es una de las carreteras más difícil del estado Aragua, se caracteriza por ser angosta, a un lado está la montaña y por el otro precipicio, en algunas partes no hay barreras de protección y solo pasa un carro, desde la alcabala de las cocuizas hasta la cumbre la mayor parte de la vía es subida, son aprox. 12.5 km, el paisaje es extasiante, se consiguen manantiales a la orilla de la carretera y nos acompaña el canto de los pájaros, el rugido de los monos araguatos a la distancia y las chicharras.

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Íbamos concentrados en el pedaleo, se necesitaba pierna, pulmón y determinación para cumplir este objetivo, era semana flexible, en Venezuela como medidas para el manejo del Covid19, cierran una semana algunas actividades económicas incluyendo el turismo y la otra es abierta, había alto tráfico vehicular de las personas que deseaban acercarse al pueblo y las playas de Choroni, lo que más asusta es la velocidad y el ruido de la corneta de los autobuses que van al tope con pasajeros.

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Mientras avanzábamos, conseguimos compañeros de rueda que llegaban hasta la primera estación conocida como Curucuruma, antes de llegar a este sitio nos encontramos con 3 pequeñas subidas exigentes, sobre todo la conocida como José Gregorio Hernández, cuando la superas sabes que estas muy cerca de la primera parada, al llegar, recargamos nuestros termos, comimos torta, galletas, frutas, María se metió en la cascada mientras Yvonne maquillaba sus labios.

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Hasta esta estación nos acompañó Henderson, de ahí en adelante íbamos solo las 5 aventureras, desde este punto la subida es más pronunciada, para Yvonne y Anahys era la primera vez que rodaban por esta vía, cuando no se conoce todo es novedoso. Seguimos avanzando y llegamos a la segunda estación conocida como Curucurumita, se necesita mucha concentración para llevar un ritmo constante de pedaleo y maniobrar los cambios de las bicicletas ante la carretera que se iba poniendo más exigente.

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Anahys y María tomaron ventaja, mientras que Claudia y yo íbamos pendiente de Yvonne, al poco tiempo, nos encontramos con la Danta, habíamos recorrido 1.6 Km desde la segunda estación para conseguirla. Es una subida imponente, desafiante, exigente de 2.5 Km que pone en aprietos al más experimentado, María nos esperaba a pocos metros para subir juntas, hicimos los cambios requeridos, pero nos dimos cuenta que Claudia tenía espichado su caucho trasero.

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Cuando pasamos por la segunda estación, vimos a un ciclista observando una pequeña cascada, estaba haciendo ejercicios de respiración, justo cuando nos paramos en la Danta, él estaba cerca de nosotras y le pedimos apoyo para cambiar la tripa, el sr. muy amablemente y con la mejor disposición se puso en acción mientras nos contaba su vida como ciclista, resulta que es una leyenda del ciclismo Aragüeño, su nombre es Richard Lugo, muchos años de su vida dedicados a esta actividad y su récord es de 552 viajes a Ocumare de la Costa, nos comentó que aprovecha sus recorridos y nos recomendó los ejercicios de respiración en las cascadas por la calidad del aire que allí se respira.

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Estuvimos aproximadamente 45 min. En el arreglo del caucho, Anahys se había adelantado y nos llevaba bastante ventaja, no se dio cuenta del percance, como estábamos en plena subida continuamos lo más pronunciado a pie, íbamos remolcando nuestras bicicletas, ya sea a pie, en moto o en carro es necesario aplicar mucha potencia para salir airoso de la Danta, poco a poco la fuimos superando, el Sr Richard siguió subiendo con nosotras.

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Superando la Danta, cada una iba pedaleando según sus condiciones y destreza con los cambios de sus bicis, la magia de la montaña era espectacular, íbamos sumergidas en el monologo mental que nos impulsaba a continuar, viendo la naturaleza, oyendo los pájaros y el sonido de las cascadas a la orilla de la carretera, el sol radiante con la brisa fresca que nos acariciaba y la firme convicción que lo íbamos a lograr.

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Luego, nos conseguimos con la Dantica que es otra subida pronunciada, pero más corta que la anterior, el movimiento es permanente, si nos cansamos caminamos, lo importante es avanzar, después de superar estas subidas retadoras, nos encontramos con las curvas regresivas que poco a poco nos van acercando a la cumbre de Choroni, son 12.5 Km de pedaleo en subida desde la alcabala, eran las 12 m cuando nos reunimos nuevamente.

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Fue glorioso encontrarnos juntas en la cumbre, teníamos mucha hambre y sed, aprovechamos para hidratarnos, comimos frutas y unas deliciosas panquecas que había llevado María, descansamos, tomamos fotos, nos despedimos del compañero Richard y continuamos, nos esperaban aproximadamente 30 Km. de fuerte descenso.

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Ya lo más difícil lo habíamos superado (eso creíamos), nos dejamos envolver por la frescura del clima, se activó la adrenalina en nuestros cuerpos para ponernos alerta ante el recorrido que nos esperaba, estábamos en el lugar correcto con las personas adecuadas para enfrentarnos a la incertidumbre de una carretera con características especiales.

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Al principio, dejamos que la gravedad hiciera su trabajo, conseguimos un chorrito de agua de manantial con un sabor celestial, era deliciosa esta agua, seguimos descendiendo y agarrando confianza ante las curvas, por supuesto que cumplimos al pie de la letra las recomendaciones que nos dieron los expertos de parar cada cierto tiempo para que se enfriaran los frenos, somos buenas alumnas.

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El descenso se ha convertido para nosotras en una oportunidad para dar rienda suelta a nuestra alegría, íbamos gritando, era emocionante la velocidad y la cautela ante las curvas cerradas, nos parábamos cada cierto tiempo, Anahys con sus ocurrencias nos hacía reír, son momentos que nos conectan con la grandeza del ser humano, pero la realidad nos llevó a conseguir subidas después de curvas que no nos daba chance de hacer los cambios, la velocidad que traíamos nos ayudaba para luego pedalear en bailarina y así superar las subidas.

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A medida que avanzábamos, íbamos consiguiendo casitas a la orilla de la carretera, saludábamos a las personas, ellas nos devolvían el saludo acompañado de una sonrisa, seguíamos avanzando pensando que pronto estaríamos frente a la playa, pero era interminable la llegada, son bastantes km, con falsos planos, bajadas, subidas, curvas cerradas y desnivel en la carretera, algunos tramos con el pavimento deteriorado, teníamos que ir con mucho cuidado.

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Anahys, Claudia y yo íbamos adelante, cuando volteamos para saber a qué distancia venían María e Yvonne no las vimos, decidimos pararnos debajo de un árbol porque el sol estaba fuerte, al tener cierto tiempo esperando, nos alcanzó María para decirnos que la bicicleta de Yvonne estaba accidentada, se había partido el gusanillo del caucho trasero, justo a pocos metros de una reencauchadora pero no tenían tripa de repuesto, se necesitaba la que traía Claudia en su bolso, no estábamos tan cerca, le pedimos el favor a un señor que iba en moto que llevara el repuesto y los parches a la reencauchadora, fue y la llevo, de regreso nos dijo que ya la estaban reparando.

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Esperamos un rato cuando a lo lejos vimos que venía Yvonne, nos alegramos de verla y saber que podíamos continuar y así fue, llegando al pueblo nos alcanzó la familia de Claudia, llevaban dos camionetas para nosotras y las bicicletas, nos recibieron con refrescos, agua, cervezas, estaban contentos y orgullosos que su madre, esposa, suegra y amigas habían logrado la meta. Son momentos únicos e inolvidables, tanto para ellos como para nosotras saber que contamos con el apoyo familiar.

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Hicimos nuestra entrada al pueblo, la algarabía fue una locura, nuestros corazones estaban rebosantes de satisfacción y alegria, habíamos desbloqueado como 10 niveles, pero aún faltaba un paso más, llegar a la playa de Choroni, continuamos camino a la meta, fue comiquísimo atravesar el rio que conduce a playa grande, la gente del pueblo nos saludaba y felicitaba, algunos de los que nos habían pasado por un lado en la carretera se detuvieron para decirnos palabras de aliento y nos expresaban su sorpresa de vernos llegar.

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Lo más extraordinario fue cuando llegamos a la entrada de la playa, íbamos las cinco aventureras con las bicicletas a nuestro lado como si nos hubiésemos ganado el Oscar, sentíamos las miradas de admiración y algunos pidieron tomarse fotos con nosotras, el ambiente estaba impregnado de alegría por todos lados, a pesar que no pudimos bañarnos porque ya habían cerrado la playa, lo que más nos importaba era que habíamos logrado nuestro objetivo.

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Compartimos con la gente que se nos acercaba, nos preguntaban acerca del viaje, nos tomaban fotos, fue nuestro momento de gloria. Compartimos un rato más para regresarnos a la pizzería Pacos donde nos esperaba la familia de Claudia para comer, nuevamente pasar el rio fue muy divertido, aprovechamos de pasear por el malecón que estaba repleto de personas bailando salsa y la algarabía propia de la gente celebrando.

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Entramos a la pizzería y nos esperaba unas pizzas marineras divinas, comimos hasta quedar satisfechas, nos sentíamos parte de esta hermosa familia, fue un rato muy ameno y la atención inmejorable, el hambre y la sed se esfumaron.

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De allí nos fuimos al malecón, ya las bicicletas habían sido montadas en la camioneta, nos volvimos a encontrar con la algarabía del pueblo, todos en las calles, buena música y nosotras saboreando sangría rosada mientras bailábamos al son del ritmo que sonaba, provocaba quedarse, pero teníamos que regresar, eran las 7 p.m. y aún faltaba el regreso por la carretera empinada de curvas interminables.

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Emprendimos el regreso, satisfechas por la meta alcanzada, otro nivel desbloqueado, fue entretenido el viaje escuchando las historias de María y Anahys, llegamos a las 9 y 30 p.m, todas estábamos eufóricas en el chat del grupo, no teníamos sueño, nos divertíamos viendo los videos y las fotos.

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Esta aventura nos deja un gran aprendizaje, nos llevó a mirar mas allá de lo que nuestros ojos pueden ver para comprender que, el mayor carcelero del ser humano es el miedo y las creencias, esta aventura nos transporto en un día por el matiz emocional inherente a la vida, nos topamos con la incertidumbre, con la frustración, el esfuerzo y la convicción de seguir avanzando, que a pesar del agotamiento seguimos moviéndonos, de la cautela, de escuchar el consejo de los expertos, de confiar en nosotras y en el grupo, de que si hay bondad en el corazón de las personas, del sabor del triunfo cuando traspasas tus limitaciones físicas y psicológicas, de que en lo sencillo esta la esencia, de la alegría del corazón cuando reconocen tu esfuerzo y que la voluntad es la fuerza más poderosa, para nosotras este día quedo grabado con tinta indeleble en nuestra memoria para recordarnos que, más allá de lo físico, somos seres infinitos y que solo nosotros podemos romper las cadenas!

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Imagen del recorrido cortesía: Relive App

Gracias por leernos

Las fotografías son propiedad de @aventurerasbike



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1 comments
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¡Vaya! Fue una aventura épica... Felicidades,

saludos.

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