Volviendo poco a poco [ ESP / ENG ]

Hola, un cordial saludo a todos mis amigos de las comunidades de #liketu, #hive y un saludo muy especial para todos mis amigos y compañeros de la comunidad #swc! Es un honor poder dirigirme a ustedes en este momento. Mi nombre es Alejo (@alejo-sw), soy atleta de calistenia y hoy quiero compartir con todos ustedes cómo fue mi día, especialmente mi jornada de entrenamiento.

Hola a todos. Bienvenidos de nuevo. Hoy quiero compartir con ustedes un día de entrenamiento que, para ser sincero, tiene un sabor agridulce. Esto se debe a que viene después de dos semanas de una completa inactividad física obligatoria, en las que unas fiebres muy altas me tuvieron completamente fuera de acción. Esa sensación de debilidad, de no poder ni levantar la cabeza de la almohada, es algo que muchos conocerán y que para alguien a quien le gusta entrenar resulta especialmente frustrante.

Pero por fin, hoy, me sentí con la energía suficiente para retomar, con muchísima calma, la rutina. El cuerpo no olvida, pero sí se resiente, así que decidí comenzar con lo más básico y esencial: flexiones de pecho. Fueron pocas series, concentrándome en la técnica y escuchando a mi cuerpo. Noté una pérdida notable de fuerza, pero la sensación de activar de nuevo el pectoral y el tríceps fue increíblemente satisfactoria.

Para seguir trabajando la fuerza de empuje, pasé a unas flexiones diamante, un ejercicio clave para el tríceps. Aquí la diferencia con mi condición antes de enfermarme fue más que evidente; la estabilidad y la potencia no eran las mismas, pero no importó. El simple hecho de poder hacerlas ya era una victoria. Luego, quise incluir un poco de trabajo de hombros con algunas flexiones pica, sintiendo el estiramiento y la activación en los deltoides, una sensación que había extrañado mucho.

La parte de flexibilidad y estiramientos fue quizás la más crucial del día. Dediqué un buen tiempo a estirar pectorales, hombros, espalda y piernas. Cada músculo parecía haberse acortado durante estos quince días de reposo, así que fui muy paciente, sin forzar, permitiendo que poco a poco recuperaran su longitud natural.

Y, como no podía ser de otra manera, no quise terminar sin al menos intentar mi ejercicio favorito: el lean planche. Me coloqué en la posición, aguanté la tensión en los hombros y el core durante unos segundos… y fue suficiente. No fueron las resistencias de antes, lo sé, pero sentir esa tensión característica, aunque sea de forma leve, me llenó de motivación. Fue la confirmación de que, aunque toque reconstruir, la base sigue ahí.

Ha sido un reencuentro humilde con el entrenamiento, un recordatorio de que la salud es lo primero y de que volver con inteligencia y paciencia es la única manera. Muchas gracias por leerme y por su apoyo. Nos vemos en la próxima publicación, con más fuerza y mejores noticias. ¡Un saludo grande!